Tras mi primera noche en Segovia he pensado varias cosas:
La primera es que el verano y el olor de la calle sumado al sol de las mañanas segovianas, hacen que me apetezca un croissant.
La segunda que me encantan las mañanas, despertarme a una hora prudente, y pasear, bajo el sol que solo tenemos por las mañanas, ir a tomar algo o simplemente ver a los 200 guiris que hay haciendo fotos a todo.
La tercera que las camas de muelles no me gustan, hacen que al día siguiente me duela la espalda mucho, pero bueno, si la cama es de alguien chachi, no importa =)
La cuarta es que la humedad me da dolor de cabeza. O eso, o el hecho de tener planes hechos, mi pantalón corto y mis sandalias puestas, ir a salir y ver que llueve.
Pero bueno, creo que la lluvia no es algo que me disguste, me relaja ver cómo llueve, pero solo si llueve muchísimo, sino me desespera.
La quinta y puede que la menos agradable, las despedidas se multiplican día a día... y a veces, para mucho tiempo... o demasiado al menos... Pero bueno, tendremos que aprovechar los 15 días que nos quedan aquí, por lo menos para terminar por todo lo alto un año que ha sido cómo mínimo, GENIAL.
Y por último, una tarde tan lluviosa cómo ésta solo me da ganas de tener mi caballete aquí y retomar mi afición a la pintura que he perdido desde hace ya, demasiados meses.
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